lunes, 13 de febrero de 2023

Albacete 3-2 Málaga - Opinión

Luis Muñoz Albacete Malaga liga smartbank

Hay dos formas muy distintas de fracasar. La primera, la de quienes asumen que están condenados a ello y, por ende, se dejan llevar. Es la forma fácil de fracasar, la que apenas duele, ya que incluso se normaliza y se incorpora el concepto de fracaso a la identidad propia.

La otra forma de fracasar es la que escuece. La que resulta una tortura constante que no termina de acabar contigo. Esta forma de fracasar se ilustra muy bien en lo que está haciendo el Málaga Club de Fútbol esta temporada.

Se trabaja, todos ponen de su parte, se renueva al personal en todos los ámbitos, hay una afición detrás que supera a todas las de la categoría. Los jugadores (en general)  se dejan la piel en el terreno de juego.

Pero caer así duele mucho. Duele por Andrés Caro, una de las mayores esperanzas de la cantera malaguista que ayer fue una madre en defensa languideciendo en cada envite. Duele por ver lo bien que funciona Lago desde que llegó, por ver que por fin se ve puerta a balón parado, que por fin somos capaces de remontar un resultado en contra, por ver a un Febas con una esquisitez con el balón sublime. Y duele por Luis Muñoz. "...Oh capitán, mi capitán..." Ayer hundiste el barco porque a ti te dio la gana, querido Luis.

El descenso es un hecho. Nos vamos al fútbol no profesional. Una auténtica vergüenza para una ciudad como Málaga. Pero es lo que hay, nos vamos a donde merecemos. O a donde merecen estar los que han propiciado esta situación. El club necesita una purga de arriba a abajo. Si hace falta, se desaparece de nuevo. Da igual donde estemos, lo que no da igual es que la gente no se digne a hacer bien su trabajo. 

En cualquier caso, mientras haya escudo para besarlo, siempre estaremos ahí.

viernes, 10 de febrero de 2023

Todo lo que no hay que hacer para ser profesional

El ámbito deportivo del Málaga C.F. está lleno de desastres.

Resulta obvio que no se ha realizado un trabajo competente en esta parcela en los últimos años. Y fe de ello dan los resultados y el descenso más que probable del equipo a 1ª RFEF.

No se ha hecho un trabajo digno de profesionales, y el tiempo pone a cada uno en su sitio, y el sitio del Málaga parece ser el fútbol no profesional. Aún queda esperanza, claro, las matemáticas lo dicen, pero el juego no.

Queda claro que todos tienen su parte de responsabilidad. Desde el Director Deportivo, los secretarios técnicos, entrenadores, cuerpos técnicos, jugadores. Todos.

En todo caso, si nos atenemos a soluciones inmediatas, éstas no pasan por cambiar de técnico (creo que fue un error despedir a Pepe Mel). Sino por adaptarse a la plantilla que hay. Pellicer dijo que haría eso, y poco de eso se ha visto.

No te adaptas a la plantilla si sigues basando tu juego en meter centros por banda ante un equipo mucho más poderoso que tú en juego aéreo. Más si cabe cuando apenas llegan centros buenos (falta de calidad, falta de entrenamientos, o falta de todo un poco).

En todo caso, este Málaga es un equipo romo en ataque. Da la sensación de que ya podría venir Benzema o Messi que no lograrían apenas anotar. Los puntas se diluyen en las defensas rivales y acaban totalmente desaparecidos durante el transcurso de los encuentros. La pregunta es ¿por qué pasa eso?

Está claro que la construcción de las jugadas es trabajo de los once jugadores del césped. Parece que la consigna siempre es la misma. Los equipos rivales cierran el centro y el Málaga se obliga a sacar siempre el balón por banda, con intentos de despliegues de laterales y con los extremos (ahora sí hay) tratando de centrar balones. Balones a un Castro que no destaca por su altura o a un Fran Sol que acaba siempre descolocado y bien cubierto. 

Entonces, ¿no hay plan B? acaso no tenemos "jugones" en la plantilla con buen toque, con capacidades para dar últimos pases. En teoría sí. Gallar, Villalba, Febas, Ramón. Como los rivales cierran el centro del campo al Málaga, todos estos jugadores quedan anulados en cada jugada de ataque, en tierra de nadie sin cubrir espacios atrás y sin acudir al remate. No se recuperan rechaces, no se roba arriba, no se presiona, no se asfixia a los rivales. 

El problema resulta ser estructural cuando se juntan tantos factores. Y esto no sólo es fruto de los constantes cambios de jugadores en la plantilla. En pocos meses da de sobra para trabajar una plantilla y hacer que saquen lo mejor de sí. Aunque duela mucho decirlo como malaguista, el trabajo de Guede en pretemporada fue nefasto. No logró implantar sus ideas en una plantilla desequilibrada. Además, las lesiones han acuciado a los jugadores durante toda la primera vuelta. Lesiones fruto de falta de cuidados, de ejercicios de entrenamiento no recomendables o de desequilibrios en el juego que exijan más de lo normal a los jugadores para cubrir posiciones.

En definitiva. Si conoces a alguien que quiera ser entrenador, preparador físico, médico deportivo, secretario técnico. Ponle los partidos del Málaga de esta temporada para que aprenda todo lo que no se debe hacer.

El descenso es una realidad casi certera. Hay que asumirlo. Pero la afición, lo único que le queda a esta entidad que realmente es de primera y siempre lo será, debe responder hasta el final. Hay que animar hasta el día en que el desastre sea matemático. Luego habrá tiempo para las críticas, que no deberían ser pocas.